lunes, 23 de julio de 2012

VIDA Y MUERTE (de Pedro de Valdivia)

de Pedro de Valdivia.

Con añejas prepotencias su diestra
busca los floretes.  Valdivia tiembla
ante las grises figuras siniestras
que bailan entre las jarcias y velas.
Las noches negras de negras cascadas
acompañan a piratas reales.
Aquí no sirven los yelmos y espadas
contra la ira de mares infernales.
Jerónimo de Ortal ruega a su dios
llegar vivo a Las Indias, virgen tierra
pletórica de plata, granos y oro;
mas, no imaginan una larga guerra
con    nuevos  indígenas indomables.
Al llegar a Cubagua, grandes perlas
les  ciegan sus codicias miserables.
Ni Valdivia consiguió contenerlas;
corrió  al Cuzco a llenarse de la sangre
de Almagro en la Batalla Las Salinas.
Como Judas, el fue recompensado
con grandes tierras y  plata de minas
generosas, sangradas con esclavos
de sus propias comarcas mancilladas.
Hizo yanaconas a los más bravos.
Le besó a Pizarro su testa helada.
Las fracasadas pisadas de Almagro
no deprimen su avidez española.
Brincan  a Chile casi por milagros,
y  con ellos,  la Concubina Sola.
A lomo de siglos viejos, montaban
como lejanos custodios Platónicos.
Sus anticuados textos, anunciaban
obediencia a sus monarcas agónicos.
Casi mil yanaconas escoltaban
sus senderos de arenas minerales,
cruzando penosamente Atacama
cargando tres  mil cajas infernales.
Va con  Araya, Quiroga y Villagra
más   ciento diez  españoles ilusos.
Besa  Pica, Guatacondo y Quillagua
y llega  a  Chiu Chiu como un Dios intruso.
Pedro Sánchez,  trata como un mortal
traidor, darle muerte, para ser Jefe
de la inicua expedición inmoral.
Mas,  falla y es perdonado el hereje.
Segados  por soles impenitentes
buscan la vida entre piedras estériles,
Inés ordena cavar.  De  repente…
borbota  el mosto como en riadas fértiles.
En  Copayapu los sobrevivientes
se apoderan del Valle Posesión
pletórico de oasis y vertientes,
comenzando la cruel desolación.
Sigue la caravana de la espada,
del arcabuz y corceles domados,
por caminos de tribus  gastadas,
y  seguidos por Toquis desconfiados,
por Lampa,  Quilicura hasta el Huelén.
Se  petrifica sobre el  Mapuchoca,
fundando Santiago en nombre del Rey,
con plazas vacías,   casas  y chozas.
en el  mes de febrero. Sus  tropeles
guerreros  de espadas desenvainadas,
entre  arcabuces y briosos corceles,
son frágiles fuera de sus corazas.
Su codicia lo lleva al Marga Marga
buscando oro,  proas de bergantín,
alforjas para atesorar su carga,
y sueños de España mora  y  jazmín.
Ni la plata hurtada en Porco, bastó
para llenar sus cofres  insaciables.
Atiborró  las arcas,  que  manchó
con dolores de esclavos miserables.
No respetó a viejos Loncos nativos
de eternas y sabias ciencias andinas.
Haciéndolos, con engaños, cautivos
de dioses y noblezas anodinas.
Se  indignan Chigaimanga y  Tragolongo
duplicando  su fama de guerreros.
Destruyen lavaderos y porongos
rellenos de metales y de esteros.
Tragalongo ríe y Valdivia llora.
Vuelve a Santiago temiendo traiciones.
Tortura  y mata a Chinchilla y Pastrana
Mas,   salva a Sancho en buenas intenciones.
Michimalongo quema  sus  dameros
y en medio de las llamas sale Inés
cortando  cabezas de prisioneros.
Siete caciques caen a sus pies.
Entre ellos, Quilicanta y Apoquindo
son degollados traicioneramente.
Las  sangrientas testas, en  remolinos,
ruedan entre sus áureas  dolientes.
No espera los refuerzos del Perú
y se incrusta en el valle  Quilacura
ofendiendo la nobleza y virtud
del mapuche y su férrea bravura.
El Cid  intrépido en tiempos aquellos,
huyó aterrado de las bravas  huestes
con un  esclavo niño, que a su resuello
creció aprendiendo de su Dios y pestes.
Pedro Urdemales  con arcas robadas
retorna  al Cuzco buscando poder.
Otro Pizarro rehúye  la  espada
y mandatos del poderoso  Rey.
Gasca le nombra Maestre de Campo
basado en las hazañas anteriores.
Al  perseguir al rebelde Pizarro
fecunda  su  fama y gana favores
Trae de regreso barcos,  espadas,
y otros títulos  del mismo Rey.
Reconstruye pueblos y empalizadas.
Con sangre  Cacique impone su ley.
Usurpa el sur, matando por su fe
a todo aquel  que no acepte sus credos.
Funda  Concepción, Imperial,  Purén
y  Villarrica entre lagos y cerros.
Huye Lautaro de su amo y señor,
Lleva el listo  paje del español,
las artes en la guerra. Fue el mejor
paladín del Bío Bío al Ñielol.
El Osado reta  al Paje Genial
usurpando grandes tierras sureñas.
Su nombre como Ciudad Imperial
se alza en  ríos de lunas y rondeñas.
De Valdivia sigue Arauco, Purén,
Tucapel y Los Confines de Angol.
Todas fundadas en nombre del Rey,
Todas tributando al Virrey del  Sol.
El Paje General,  estudia,  aguarda,
y  prepara sus huestes agrandadas.
Su mano enarbola Toquis de raza,
Jefes  de ferocidad comprobada.
Esgrime una estrategia de estratega.
Vuelve sus observaciones de paje
en artes para  vencer en la brega,
para sitiar y romper mil coronas.
Ataca, quema,  persigue, despuebla,
ausculta,  rebusca y sin prisioneros
derrota al hispano que llora y tiembla
dentro de sus armaduras de fierros.
En Tucapel no  quedan enemigos.
Valdivia  y el cura Pozo se escapan,
mas,  con  Virgen Greda son detenidos.
Ni  el  remedo de Babieca  le bastan
para sacarlo del fango sureño.
El hijo del Cid añora su Júcar
inundando sus conquistas de sueños,
de sueños bañados de miel y azúcar .
Se  estremecen Isabel y Fernando.
Sus cinco coronas y dos sitiales
han sido burlados  y mansillados
con  astucias  y bravuras  de un Paje.
Pedro rinde a las hondas  vencedoras:
brazales  de Capitán conquistado,
espadas de plata cercenadora,
y petos de metales  machacados.
Desnudo de huestes,  monturas y espadas
va de ruca en ruca el Gobernador.
Desierto de honores y honra hipana
 su testuz carga el yugo vencedor.
Con  sus propios castigos,  castigado.
Con sus mutilaciones,  mutilado.
Con hambres de oros, es de oros hartado
y en su cráneo beben araucanos.
¡Valdivia Amo y Señor Gobernador!
¡Jefe del reino del Chile usurpado!
¡Esclavo de su Paje vencedor!
¡Vencido por el Arauco Indomado!

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