de Pedro de Valdivia.
Con añejas prepotencias su diestra
busca los floretes. Valdivia tiembla
ante las grises figuras siniestras
que bailan entre las jarcias y velas.
Las noches negras de negras cascadas
acompañan a piratas reales.
Aquí no sirven los yelmos y espadas
contra la ira de mares infernales.
Jerónimo de Ortal ruega a su dios
llegar vivo a Las Indias, virgen tierra
pletórica de plata, granos y oro;
mas, no imaginan una larga guerra
con nuevos indígenas indomables.
Al llegar a Cubagua, grandes perlas
les ciegan sus codicias miserables.
Ni Valdivia consiguió contenerlas;
corrió al Cuzco a llenarse de la sangre
de Almagro en la Batalla Las Salinas.
Como Judas, el fue recompensado
con grandes tierras y plata de minas
generosas, sangradas con esclavos
de sus propias comarcas mancilladas.
Hizo yanaconas a los más bravos.
Le besó a Pizarro su testa helada.
Las fracasadas pisadas de Almagro
no deprimen su avidez española.
Brincan a Chile casi por milagros,
y con ellos, la Concubina Sola.
A lomo de siglos viejos, montaban
como lejanos custodios Platónicos.
Sus anticuados textos, anunciaban
obediencia a sus monarcas agónicos.
Casi mil yanaconas escoltaban
sus senderos de arenas minerales,
cruzando penosamente Atacama
cargando tres mil cajas infernales.
Va con Araya, Quiroga y Villagra
más ciento diez españoles ilusos.
Besa Pica, Guatacondo y Quillagua
y llega a Chiu Chiu como un Dios intruso.
Pedro Sánchez, trata como un mortal
traidor, darle muerte, para ser Jefe
de la inicua expedición inmoral.
Mas, falla y es perdonado el hereje.
Segados por soles impenitentes
buscan la vida entre piedras estériles,
Inés ordena cavar. De repente…
borbota el mosto como en riadas fértiles.
En Copayapu los sobrevivientes
se apoderan del Valle Posesión
pletórico de oasis y vertientes,
comenzando la cruel desolación.
Sigue la caravana de la espada,
del arcabuz y corceles domados,
por caminos de tribus gastadas,
y seguidos por Toquis desconfiados,
por Lampa, Quilicura hasta el Huelén.
Se petrifica sobre el Mapuchoca,
fundando Santiago en nombre del Rey,
con plazas vacías, casas y chozas.
en el mes de febrero. Sus tropeles
guerreros de espadas desenvainadas,
entre arcabuces y briosos corceles,
son frágiles fuera de sus corazas.
Su codicia lo lleva al Marga Marga
buscando oro, proas de bergantín,
alforjas para atesorar su carga,
y sueños de España mora y jazmín.
Ni la plata hurtada en Porco, bastó
para llenar sus cofres insaciables.
Atiborró las arcas, que manchó
con dolores de esclavos miserables.
No respetó a viejos Loncos nativos
de eternas y sabias ciencias andinas.
Haciéndolos, con engaños, cautivos
de dioses y noblezas anodinas.
Se indignan Chigaimanga y Tragolongo
duplicando su fama de guerreros.
Destruyen lavaderos y porongos
rellenos de metales y de esteros.
Tragalongo ríe y Valdivia llora.
Vuelve a Santiago temiendo traiciones.
Tortura y mata a Chinchilla y Pastrana
Mas, salva a Sancho en buenas intenciones.
Michimalongo quema sus dameros
y en medio de las llamas sale Inés
cortando cabezas de prisioneros.
Siete caciques caen a sus pies.
Entre ellos, Quilicanta y Apoquindo
son degollados traicioneramente.
Las sangrientas testas, en remolinos,
ruedan entre sus áureas dolientes.
No espera los refuerzos del Perú
y se incrusta en el valle Quilacura
ofendiendo la nobleza y virtud
del mapuche y su férrea bravura.
El Cid intrépido en tiempos aquellos,
huyó aterrado de las bravas huestes
con un esclavo niño, que a su resuello
creció aprendiendo de su Dios y pestes.
Pedro Urdemales con arcas robadas
retorna al Cuzco buscando poder.
Otro Pizarro rehúye la espada
y mandatos del poderoso Rey.
Gasca le nombra Maestre de Campo
basado en las hazañas anteriores.
Al perseguir al rebelde Pizarro
fecunda su fama y gana favores
Trae de regreso barcos, espadas,
y otros títulos del mismo Rey.
Reconstruye pueblos y empalizadas.
Con sangre Cacique impone su ley.
Usurpa el sur, matando por su fe
a todo aquel que no acepte sus credos.
Funda Concepción, Imperial, Purén
y Villarrica entre lagos y cerros.
Huye Lautaro de su amo y señor,
Lleva el listo paje del español,
las artes en la guerra. Fue el mejor
paladín del Bío Bío al Ñielol.
El Osado reta al Paje Genial
usurpando grandes tierras sureñas.
Su nombre como Ciudad Imperial
se alza en ríos de lunas y rondeñas.
De Valdivia sigue Arauco, Purén,
Tucapel y Los Confines de Angol.
Todas fundadas en nombre del Rey,
Todas tributando al Virrey del Sol.
El Paje General, estudia, aguarda,
y prepara sus huestes agrandadas.
Su mano enarbola Toquis de raza,
Jefes de ferocidad comprobada.
Esgrime una estrategia de estratega.
Vuelve sus observaciones de paje
en artes para vencer en la brega,
para sitiar y romper mil coronas.
Ataca, quema, persigue, despuebla,
ausculta, rebusca y sin prisioneros
derrota al hispano que llora y tiembla
dentro de sus armaduras de fierros.
En Tucapel no quedan enemigos.
Valdivia y el cura Pozo se escapan,
mas, con Virgen Greda son detenidos.
Ni el remedo de Babieca le bastan
para sacarlo del fango sureño.
El hijo del Cid añora su Júcar
inundando sus conquistas de sueños,
de sueños bañados de miel y azúcar .
Se estremecen Isabel y Fernando.
Sus cinco coronas y dos sitiales
han sido burlados y mansillados
con astucias y bravuras de un Paje.
Pedro rinde a las hondas vencedoras:
brazales de Capitán conquistado,
espadas de plata cercenadora,
y petos de metales machacados.
Desnudo de huestes, monturas y espadas
va de ruca en ruca el Gobernador.
Desierto de honores y honra hipana
su testuz carga el yugo vencedor.
Con sus propios castigos, castigado.
Con sus mutilaciones, mutilado.
Con hambres de oros, es de oros hartado
y en su cráneo beben araucanos.
¡Valdivia Amo y Señor Gobernador!
¡Jefe del reino del Chile usurpado!
¡Esclavo de su Paje vencedor!
¡Vencido por el Arauco Indomado!Puedes enviar tus opiniones a mi correo
personal heraldoaracel@gmail.com
LAS CRÍTICAS TAMBIEN APORTAN.
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