miércoles, 17 de octubre de 2012

GUERREROS OLVIDADOS

  
2010
NORTE AMÉRICA

INUIT

Iniciadores del camino estrecho
por las rutas de huellas interminables.
Por Siberia, venciendo albos repechos.
Por Groenlandia, del Sol miserable.

Bering, siempre Bering, nunca Bering
es la ruta insondable del pasado.
Hay tantas huellas muertas en Bering,
y rastros vivos en mitos callados.

En el rudimento de los milenios,
Kaila único Dios de los grandes cielos,
con tempestades de tiempos selenios
le mostró Lunas frías y sin velos
a la mujer de las descalzas huellas,
infinitamente blancas y solas.
Bajo un cielo de millares de estrellas,
a un solo hombre acunaban las olas.
Le pide la mujer la Tierra poblar
y Kaila le ordena hacer agujeros,
y a cada bestia desde allí sacar,
dando nombre y su lugar bajo el cielo.
Yacían en el fondo de los hielos
los ignotos animales salvajes.
Fueron saliendo uno a uno del suelo
inundando los gélidos parajes.
Las soledades de los campos blancos
se poblaron de peces, animales,
y pájaros. Como un florido manto
germinaron frondosos matorrales.
Como un regalo a su futura prole
el Caribú quedó para el sustento
del estómago de blancos dolores
por la falta del cálido alimento.
Cansados jipidos interminables
descienden de peñascos solitarios
tutelando tormentas invernales
que diezman a los inuit cavernarios.
Cuando llegan los espíritus sabios
renacidos de animales hermanos,
heredan los poderes de sus labios,
la magia sanadora de sus manos,
y la virtud en el recién nacido.
En las palmas de sus manos sin Sol
los duendes diminutos hacen nidos
como un enjambre dentro de un crisol
bailando sus cantos desconocidos,
rescatando del Ijiraq a niños
que sus inukshuk habían perdido
en laberintos de blancos armiños.
Vertiendo frutos en una cestera
llevan sus ofrendas al dios divino,
a los cristales de largas cantera,
o altitudes de calvarios albinos.
Eran los Tuniqs gigantes sin nombres,
los feroces guerreros milenarios
y machaco de iglúes  de los hombres.
El terror del perspicaz estepario.
Pero allá un inuit burla a dos colosos
ignorantes come hombres de su raza,
gritándoles, en su afán dadivoso,
“darle su cuerpo a quien gane la caza
en un combate certero y marcial,
para definir al gran victorioso
en una lucha sin verse otra igual
entre Tunigs bravos y poderosos”.
Los ignorantes Tuniqs se trenzaron
en una pelotera irreverente
que a patadas y golpazos formaron
las montañas, barrancos y torrentes.
Día y noche la interminable lucha
agotó las fuerzas de los colosos,
y entre golpes de la torpe guerrucha,
huyó la cena de inuit ingenioso.
Al ver agotado a tales gigantes
el astuto enano les cortó la testa,
regresando a su villorrio triunfante
y recibido con cantos y fiestas.
Allá quedaron dos cuerpos helados
convertidos en montes de granito,
sus lágrimas en ríos congelados
y sus ojos buscando lo infinito.
Recuerdan las colinas y quebradas
la torpe furia de los gigantones,
haciendo con sus golpes las riadas
y hormando con sus brazos los cañones.
Sobre los nuevos dominios nublados,
un amor escapó del fatal sino
de un extranjero, que había comprado
su cuerpo con embelecos albinos.
Estaba por su padre destinada
a un altivo y apuesto Capitán,
que venía entrando por la ensenada
vistiendo sus ajuares de Shamán.
Asomó desde el mar por barlovento
con cadenas de amores sulfurados,
velando sus oscuros sentimientos,
y burlando compromisos pactados.
Cansada del amor que no tenía
le rogó Sedna a su cancerbero
libertad por su letal agonía,
pero el Mago azotola con esmero.
El padre oye los llantos del dolor
y boga sobre un kayak miserable,
llegando a su rescate con valor
en frente del castillo impenetrable.
Ya libre la doncella de su dueño,
se aventuran por los mares salinos.
Y remando miserias con empeño
se alejaba aquel padre Celestino.
Cuando el burlado Shamán se enteró
de la fuga de su anhelada presa,
en cien marejadas negras tornó
las aguas apacibles y traviesas.
El padre temeroso del Shamán
entregó a las terribles marejadas
como ofrendas de espigas o de pan
a su hija mansamente cercenada.
Sepultando bajo aguas de huracán
a la niña de su sangre y su amor
calmó la ira del Mago Capitán
en las simas de mitos y dolor.
Veinte mil, quince mil o diez mil años
han pasado de la historia vivida
en el tiempo de rollizos rebaños
que pacían entre razas perdidas.
Mil glorias sepultadas por las riadas
de olvido boreal diseminado,
en secretos senderos de la nada,
con cenizas de cuerpos inmolados;
secretos pasadizos carcomidos
y tapados por hielos indolentes
esperaban a los viejos y heridos
como loza segura y permanente.
Eternos conquistadores de focas,
esperaban, largos días pacientes,
agazapados entre risco y rocas,
quietos, como una piedra reluciente.
Bulle por sus vientres el fuego dócil,
paciente y postergado por la presa
tan escasa y a veces hasta fósil,
entre cañada o confusa represa.
Llega la presa, salta el cazador,
y el estómago canta de contento.
Por fin, sangre vestida de calor,
y por fin, se hartarían de alimentos.
El caribú, la presa preferida,
y presente en el rito agradecido,
traspasará su alma hacia la otra vida,
para volver como caribú nacido.
El consumidor de las carnes vivas
no teme de aluviones desbocados,
los deja despeñarse a la deriva
siguiendo su camino ya trazado.
Consortes del eterno caminante,
admiran al Septiembre boreal.
de mágicos colores rutilantes,
luces, noches y luna celestial.
Fe cierta en el búfalo galopante
entre sombrías fisuras traga hombres,
entre cavernas de los trashumante,
entre colinas y ríos sin nombres.
Shamán de los poderes infinitos,
Shamán de las tormentas trepidantes,
Shamán sanador, Shamán de los mitos,
Shamán de mágicos signos parlantes.
Seguidor del camino inexistente
por piélagos de luces escurridas
bajo luna celestina imponente,
y soles tutelares de guaridas.
“El Hombre”, dueño de hielos y manadas,
buscador de Nunavut en el tiempo
estancado entre montes y quebradas,
se alojó como “aliado” de los vientos.
No le digas “Esquimal”, es ofensa
a sus antepasados poderosos.
Matará si es preciso en su defensa
eterna, del bravo inuit victorioso.

Inuit-------- el pueblo, el hombre.
Amorak------- espíritu del lobo.
Sedna-------- diosa legendaria de las aguas.
Kayak-------- bote.
Chamán------- brujo.
Irijaq------- monstruos raptores de niños.
Inukshuk----- piedras que ayudan a niños raptados.
Esquimal----- come carne cruda.
Nunavut------ nuestra tierra. Ciudad futura.


 

MICMAC.

En el Pleistoceno de cien ignotos milenios
el Manitú sagrado traspasó sus poderes
al Gluskap invencible y amo de todo reino,
creador de grandes guerreros y sus mujeres.
La muerte entró tantas veces y tantas salió
porque nunca Gluskap fue vencido por el lobo
Malsum, y fallando cada vez que lo intentó,
terminó siendo vencido por su hermano probo
muchos siglos antes del arenque y caribú,
antes que el Keskamizet de espíritu increíble
los protegiera con la suerte del Manitú
en los peligros de las tormentas invencibles.
Mil huellas azules, sobre los blandos caminos
besaron el mar de Fundy en penachos de una ola,
les hurtaron al arrecife los eglefinos
con maestrías del hambre lastimera y sola.
Veinte siglos dominando los hielos eternos,
soledades blancas por caminos no encontrados,
la eternidad del cielo boreal o de infiernos;
mantos albos de siete tribus de los “Aliados”
del polígamo Sagamore en castas ausentes,
de ignotas palabras o lejanos enemigos.
Mas, el que intentó oprimirlos en forma insolente,
cien muertes de torturas fue su justo castigo.
Cuando el Vikingo osó posar su chiruca hostil,
sudada y extranjera, halló un cuchillo certero,
y huyó de su propia sangre a su infausto redil
ocultando derrotas de frustrados guerreros.
El amigo de nutrias y albos osos polares
en las quebradas de mil silencios cristalinos,
cruzó rutas de canoas sobre los altares
de Saint John, cazó al nocturno arenque marino,
venció marejadas del Atlántico infinito,
bailó desnudo con avalanchas de la nieve
en el inmenso salón de glaciares venditos,
viviendo siglos enteros, donde sólo él puede.
Mientras ríos de focas iban a besar la mar
domando las traicioneras olas gigantescas,
nutrias de piel canela en su infinito jugar
forman madrigueras con sus colas principescas,
burlando a los hombres en sus intentos de caza,
hasta verlos sudar de fatiga y hambre cruel
dentro de humildes wingwams, orgullos de su raza,
para que en este invierno se cubran con otra piel.
Los pinares señoreaban en la bahía
apuntando su verde hacia la nocturna esfera
distante, quieta, tristemente pálida y fría;
preñada de luces, como crías verdaderas.
El Micmac, ausente de banderas divisorias,
trazaba rutas crepusculares en los hielos,
no conquistaba a nadie ni aplaudía victorias,
vivía en armonía entre la tierra y el cielo.
Los secretos de la espiga y sus granos ausentes,
los nidos de estambres y pólenes liberados,
y las perlas ceñidas por Dioses de albas frentes,
llegaron con siglos de muertos diseminados.
Y llegaron luchando para extirpar de raíz
lo que no entendían, ni querían conocer,
brotando como tibias mazorcas de maíz,
con una rara cultura y su torvo poder.

Micmac------- aliado.
Manitú------- espíritu sagrado.
Gluskap------ guerrero legendario, Creador.
Malsum------- demonio hermano de Gluskap.
Keskamizet--- espíritu de la suerte.
Sagemore----- caudillo o jefe.
Wingwam------ casa cónica.
Arenque------ pez.



TLINGIT

Nace la invicta vida entre albas espinas
hirientes de extremos y fríos nortinos,
escalando las escarpadas colinas,
disputando las guaridas con felinos,
llevando la dulce savia a flor de piel,
y viendo con ojos prestos sus destinos.
Buscando entre glaciares algún vergel,
pasan patos, osos y ciervos divinos;
mientras como águilas, enormes piraguas
siguen grises focas y nutrias heladas
bajo las nubes atiborradas de aguas
y sobres olas de crestas congeladas
en la inmensa soledad del mar nortino.
Esquivando el látigo crepuscular
de los inviernos sin soles Tlingitinos
en cada resaca de la henchida mar,
canoas con miles de huellas esculpidas
por cien pedernales y rugosas manos
nacen entre canteras, a rato heridas
por voces de ajenos y natos humanos.
Como grana, la madera abierta al campo
resplandece con su cresta ornamental
protegiendo sus villorrios como un manto
de poderes mágicos y sideral.
Irisadas de figuras ancestrales
cercas de tiempos tristes sin comenzar,
alzan picos de montañas de cristales
o espolones protegiéndolos del mar.
Viviendas por Tótems híbridos, tallados
sobre troncos de árboles legendarios
con brazos rudos de témpanos callados
y paciencia de mil ojos visionarios,
tutelan cada casa en tiempo invernal
como un gigante imbatible y poderoso.
Con figuras de su raíz ancestral
marcan su Tótem sobre el tronco rugoso.
Con los mismos ojos, diestras matriarcales
dominantes, van con tejidos pariendo
las sábanas y las mantas invernales
como pretina estelar del firmamento.
Largas raíces de abetos desmembrados
se doblegan a los dedos sudorosos
de los hombres de cestas, con decorados
de siluetas y dibujos armoniosos.
Bailan catorce clanes con Sol o Luna
como un solo hermano de águilas y lobos.
Por los Yitsati, unidos como una duna,
y bajo su cetro de indudable probo.
Miles de salmones bullen por los ríos
mezclando entre sus carnes anaranjadas
el arpón certero, sigiloso y frío
o las redes de trampas enmarañadas.
Evasivos rebaños de cervatillos
jóvenes huyen por bosques y colinas
o sobre sus yacijas de hojas y limo
yacen quietos como ostra de perlas finas.
Alacenas rebosando bayas tiernas
esperan el invierno y su blanca muerte
mientras osos dormitando en sus cavernas
eternamente oscuras, solas e inertes,
esperan el naciente rayo dorado
sobre mantos de esmeraldas vegetales,
cayendo como un haz de trigo cegado,
o como racimos de uvas minerales.
Ígneas teas hurtadas al volcán
transporta en su pico el cuervo creador,
para darle sabiduría al Chamán
o guiar los caminos de Luna y Sol.
Cuando el Chamán visionario y poderoso
repose inerte en su loza funeraria
separarán su cabeza de su dorso
y sellada en una caja con vituallas
yacerá bajo un sepulcro confidente,
que no entregará la testa cercenada
e instrumentos de alquimista omnipotente
y su magia, de los Dioses heredada.
Como avispas, el desfile de los Clanes
con máscaras de abetos y decoradas
recuerdan grandes héroes y Chamanes
que han dejado sus raíces bien talladas.

Tlingit------- pueblo.
Yitsati------- jefe de clan o familia.
Chamanes------ jefes, brujos, sabios, etc.

ALGONQUINOS

Extensos yunques de grande olas eternas
saturadas por miles de perlas frías,
oasis pétreo de húmedas cavernas
para osos y hombres de férrea porfía.
Cobijo de las espumas plateadas,
pisos frágiles de andantes solitarios,
refugio de las ballenas jorobadas,
nidos plumados de charranes agrarios.
Solitarios amantes de un solo día,
mancebo feliz del iglú improvisado.
Nocturnas y dulces carnes requeridas
por el hombre de milenios estancados.
Guaridas hartas de nieves palpitantes,
protectora contra los gélidos vientos
en las noches de luceros titilantes
cuando faltan los festines suculentos.
Marejadas dispuestas, con sus tentáculos
como apéndices de dioses cristalinos,
les ofrecen apacibles espectáculos
para hacerse a la mar de aguas sin destinos.
Entre sus vientres repletos de meriendas
pululan los arenques apetecidos,
como racimos de álgidas ofrendas
de los dioses de cien mares guarnecidos
para el diestro pescador y marinero,
para el guerrero, el incansable Algonquino,
que se aventura con sus kayak y aperos
tras la carne de los peces peregrinos.
Atrás esperan los granos compartidos,
tutelados en míseras alacenas,
triturados en pedernales molinos,
amasados con lágrimas de las penas
en los extensos inviernos inhumanos
de Potomac, “Donde se juntan las aguas”;
Gaspé, Venango y otros pueblos hermanos
que nacieron con llamas de frías fraguas.
Trashumantes de manadas buscadoras
de las hierbas del sustento necesario
en lejanas pacederas generosas,
espían a ciervos de ahítos herbarios.
El Sachem: Mago, sagrado, poderoso,
y caudillo de los designios certeros,
indicaba caminos de negros osos,
las huellas del zorro y gato carnicero
a guerreros de los panes compartidos,
con la diestra maestría de los dioses,
y la férrea noción de sacros mitos
con azogues de cantos y extrañas voces.
Pretéritos dolores y hambrunas mudas
desgarradas por espadas del invierno,
cabalgaban por sembrados de judías,
calabazas o las nieves del averno.
Girasoles se quemaron en las vetas
de las sales minerales, o podridas
por los surcas de las escachas inciertas
en los valles de la futura Florida.
Cuando el Gran Manitú no estaba presente
en el hermano Huerto, en el hermano Sol,
en el hermano Río, en la hermana Fuente,
en senderos vírgenes moría el girasol.
Hermanos Árboles de Frutos hermanos,
bebían gotas de las Nubes hermanas.
Rayos dorados del escaso verano
brotaba el estambre de la Flor hermana.
El caudal serpentino nacía en los montes
Adirondak, llenando de nadadores
estuarios con oleadas de remonte,
desafiando a los hermanos Pescadores.
Finos abalorios wampum del dinero
destellaban los Shamanes de los muertos.
Abalorio Sol y sacro mensajero
de la guerra y la paz. Abalorio incierto,
de la buena fe y el acuerdo pactado
recorriendo las campiñas de tabacos,
adornando los altares consagrados,
y resaltando entre las armas y harapos.
Sueño sideral recorriendo los bosques
buscando con afán manos pulidoras,
piedras que serán capitales del Norte,
rutas que verán negras locomotoras.
En milenios blancos, extraños Shamanes,
atacarán al indígena Algonquinos
con cañones y pechos de pedernales,
como dioses, montando diablos equinos.
Nueva York y Virginia cercenarán
sus raíces ancestrales de verdad.
Ante el mundo oriental, ocultarán
criminales que mataban sin piedad.

RESPONSO ALGONQUINO
“No fuisteis el precursor del rascacielos
y esclavitud por colores de la piel.
Abalorios convertidos en dinero
o monedas convertidas en papel.
Tú, no tirasteis la bomba de Hiroshima,
no creasteis el dólar agonizante,
no llevasteis el desprecio hasta la cima,
no inventasteis las guerras itinerantes.
Fuisteis hermano, compañero, maestro,
y juventud. Anciano tatarabuelo
de Líderes peritos del plan siniestro,
y dueños de fantásticos rascacielos.
Verá la Tierra sus montes taladrados
por pálidos buscones de carburantes.
Por millares de ríos contaminados
con deshechos minerales disonantes.
Exterminarán a tus razas hermanas,
modificarán riveras arteriales
con esclavos de bajezas inhumanas
en venturas de gobiernos imperiales.
Será el árbol dominado por los bloques
que separan al humilde del poder,
marginando de sus tierras con estoques,
a los dueños milenarios del saber.
Dejarán morir tu raíz inocente
en el olvido de los muros graníticos,
escondiendo intereses irreverentes
con leyes de los herméticos políticos.
Las hojas consumidas por el asfalto
asfixiarán nuevos brotes incipientes.
Nuevas armas de isótopos de cobalto
terminarán por destruir los continentes.
Las arterias de cristal contaminadas
seguirán como cloacas insalubres
llevándose tus huesas en sus riadas
al fondo de los océanos sin lumbres.
Tus huesos, no serán légamo vendito
para el grano necesario de tu pan,
no serán recuerdos, del recuerdo lítico
de grandes guerreros…del sabio Shamán.
Te harán limo sulfurado de hierro fétido
vaciados a los espejos de la Luna,
donde el salmón hartado de estiércol híbrido
será transmutado en Mac ansiado y gula”.

Algonquino------- pueblo perfecto o montañés.
Charranes-------- pájaros.
Iglú------------- casa de hielo.
Kayak------------ bote.
Gaspé------------ isla Gaspé.
Venango---------- condado, nutria.
Wampum----------- cinturón de abalorio
utilizado como monedas.


HUPAS
Guaridas de sudores menstruales atestadas de corambres
y del nevado ciervo repletando Alacenas de comida.
Refugios invernales, cuando Enero castiga con el hambre
las raíces, los frutos que granan las espiga de la vida.
“Donde vuelve el camino”, sus canoas de secoya palpitan
sobre el dolor de sus casas subterráneas con la quietud
de sus tótem expectantes y máscaras que atentas vigilan
al esclavo deudor de la ofensa, del crimen y la virtud.
Del carnero: su textura de pan y sus ríos interiores
serán el estipendio, valor honorables o ritos mágicos
de Chamanes. Otras mujeres de diagnósticos sanadores
arrancaban secretos de la tierra, curando males trágicos
Medicina milenaria hartada de dolores tras dolores
de la pócima errada, de la agonía infame, lenta y dura
cabalgando por la sabia de la vida y rostros sin colores,
según lleven a su lomo gastado, la desdicha o ventura.
Leyendas antiguas de tierras lejanas y norte arenoso,
dejadas en el recuerdo de los futuristas guerreros
buscadoras de bosques intrincados por pasos añosos,
preñados de castores huidizos y visones verdaderos.
Sigilosos ventisqueros del olvido, glaciares sedientos
de almas blancas; están allí ocultos aguardando eternamente
insensibles, solitarios, en la inmensidad del pensamiento
del Gran Chamán buscador de los espíritus inexistentes.
Con la canoa errante, por ancestrales ríos traicioneros,
nacen la fatiga y el hambre meciendo caminos inciertos.
Sobre la vertiente azul, hablante o muda, sigue el canoero
buscando luces de la vida o llorando sus helados muertos.
Pero nuevas leyendas futuristas llegarán por senderos
indiferentes, enquistándole pensamientos irreales.
Los creerán ignorantes de sus orígenes verdaderos,
y serán humillados y uncidos por soldados federales.

Hupas-----lugar donde vuelve el camino.


SIOUX
Mississipi de legendarios guerreros, fieros, indomables,
y hermano de la piedra solidaria del humilde lecho
bajo el tipis de siglos pasajeros. Testigos incasables
de las águilas desterradas en las alturas y al acecho.
Enemigo de la Silbina serpenteante, sin sonido
arrastrando sus anillos y dentado veneno mortal.
Perseguida, acorralada, masacrada en su importuno nido,
y enroscada en la creencia de una estirpe matriarcal.
Guerreros poderosos, diestros en las praderas de horizontes
regidos por el sino del Dios eternamente universal.
Dulces vertientes de lunas nuevas sobre cascadas del monte
saciarán la sed de lucha del guerrero hostil y colosal.
En los tiempos de bonanza calmarán sus sueños de poder
cazando búfalos por las grandes extensiones vegetales.
El Chinook entre los pobres tipis va tejiendo el saber
de milenios del Gran Espíritu y cazadores inmortales.
Su Jefe será el más sabio, fuerte y comprensivo; el más valiente
y generoso, único decidor del descanso o el camino;
defensor de las tribus, del hambre y seguridad de su gente;
el mejor y magnífico guerrero, sabedor del destino.
En el oeste pedregoso, los solitarios, indomables,
y auténticos Siux perseguían esquivos búfalos salvajes
con la destreza amplia e ingeniosa del cazador incansable
tras sus palpitantes y tibias carnes y abrigador pelaje.
No es el verdugo montaraz del poderoso búfalo, sólo
obtiene lo necesario para que su tribu sobreviva
en los inviernos cuando los ataca el dardo frío del Polo.
Sólo caza al hermano enfermo o anciano que va a la deriva.
Aspira en su reino su Calumet con los demás fumadores
o les envía de noche un saludo de flechas encendidas,
y de día sus extensos mensajes de humo madrugadores
purificarán el alma desnuda de sus desnudas vidas.
Cazando en el lomo de los vientos juguetones del invierno,
en firme destreza del guerrero de saetas dominantes,
En tiempos de la gloria, la escasez y rituales del infierno,
va siguiendo las presas esquivas entre ríos desbordantes.
Con los eternos lazos familiares, defienden tradiciones
los Jefes Fumadores de la Paz, contra el osado guerrero
usurpador de los tibios tipis de sagradas posesiones,
contra los violadores de acuerdos o guerreros traicioneros.
Recios danzantes del sacrificio extremo, del ritmo incansable,
glorioso y dulcemente embriagador. Dentro del Gran Sioux vive
el ímpetu belicoso, pero agradece en forma admirable
a la Gran Madre Naturaleza por todo lo que recibe.
El Gran Espíritu Wakan Tanka le da fuerzas poderosas
al intrépido guerrero en su lucha casi heroica, inhumana,
contra los incansables búfalos, en praderas cenagosas
despeñándolos con gloriosas algarabías soberanas.
Pero llegarán los demonches, insaciables y carniceros.
Los exterminarán por caprichos y sin fin justificado
a bestias indefensas con mortales cañones hechiceros,
incluyendo al Espíritu Albino de los búfalos sagrados.
Por ríos de aguas vírgenes, sobres estepas beligerantes
tronarán tozudas locomotoras con poderes del riel.
Extraños Poderosos y cargados con alambres cortantes
dividirán las tierras del Sioux con documentos de hiel,
cercenando las tierras libres, para sentirse poderosos.
Las reservas diminutas para los indoamericanos,
y las extensas praderas con sus yacimientos fabulosos
para los colonizadores europeos: Morocristianos.

Siux--------- amigo, aliado.
Chinook------ ser mitológico
Calumet------ pipa sagrada.
Wanka Tanka-- El gran Misterio, El Creador.

IROQUESES
Los grandes lagos tutelados en cuencos dactilares,
exprimen entre sus olas los espíritus errantes
del hombre diestro, pescador entre gélidos cristales
egoístas de los frutos esquivos y palpitantes.
Iroqués: el vencedor del castrado misoginismo
tutelar de la eternidad de las lejanas estrellas,
dador de vida y del incomprendido canibalismo,
centinela de la escritura y sus imborrables huellas.
La Madre: dominante de las tribus, la Celadora
de leyes acorraladas en el seno maternal,
de las exogamias dulces o endogamias pecadoras.
Dueña de la sabiduría y protectora material.
Matriarca de lo divino, Defensora del consejo
de los hombres y mujeres libres en su decisión,
de los votos acordados por consejeros más viejos,
ejemplo democrático de una justa votación.
Es la tribu su electora, por su magia misteriosa
en dolores insondables de las nuevas parturientas,
de las heridas impensadas de flechas sigilosas,
respetada Mediadora de las luchas más violentas.
En las altas latitudes de praderas estrelladas,
da las fuerzas incansables al guerrero en sus proezas
en la pesca, la caza, la paz o en guerras no contadas
contra hombres belicosos y su pobre naturaleza.
El Sachem, guardador de la fe sagrada y religiosa,
busca por confines siderales la mágica pluma
del astuto cuervo y el águila en su altura gloriosa,
y del bosque: el diente certero del poderoso puma
para su corona de Sanador. El Jefe Guerrero
hurgará sobre el frágil pecho del osado adversario
las escondidas raíces del corazón prisionero.
De las entrañas del madero verde, quieto y truncado
por los brazos tremolantes de los eximios maestros,
nacían Dioses presentes, de mil gloriosos pasados.
Así, con arte el espíritu del estepario diestro,
debajo de las armaduras del árbol centenario
salía la figura del Tótem, del Dios protector,
tallada por manos sudadas, por ojos visionarios,
por el porfiado y gastado trabajo del escultor.
Astas filosas de búfalos, hieren la virgen pulpa
del caído por el hacha sobre el polvo vegetal,
Desprenden, de la careta firme, nudosa y sin culpa,
la figura sacra del Tótem, para ellos, inmortal.

Iroqués- gente de la casa larga (llamado por ellos).
Iroqués- negro (nombre dado por los franceses).


COMANCHES
Arcillas de Texas y Kansas doradas por la lumbre
dadivosa del Sol, formaban en las hábiles manos
de los artistas Comanches de visionarias costumbres,
los cuencos y mil adornos de los primeros Tejanos.
El orgulloso pueblo del “Camino Ancho”, le danza
al búfalo proveedor del venturado sustento,
al águila poderosa, tan rauda como su lanza,
al zorro amigo, astuto y escurridizo como el viento.
En frenéticos jolgorios cerca de los grandes ríos.
escalaban rayos dorados del poderoso hermano,
alabando sus poderes con un bullido gentío,
bailoteando horas y horas, aun, en pleno verano,
agradeciendo los frutos y los granos cosechados,
danzaban de Sol a Luna por una próspera caza
en rededor de fogatas. Animosos y cansados
sigue su danza guerrera tradicional de su raza.
Los héroes olvidados de las praderas vencidas
tenían el Sol incrustado en sus poderosos pechos,
y de sus poros de arcillas, una especial valentía
emanaba del Comanche cuando saltaba al acecho.
No era la muerte injusta la que el guerrero evadía
en los bosques de búfalos escapados en tropel.
Tenía una fuerza innata que lo ganaba en porfía
de seguir bajo la Luna tras la presa en su corcel.
Grito temido en praderas sobre domados corceles
que hasta los bravos Apaches serían ahuyentados.
Buscaba el guerrero la presa guiado por su Chamán.
Tras el búfalo y el alce, toda la tribu se unía.
Los coyotes, lobos y perros hambrientos esperaban
las migajas miserables de la experta cacería.
Eran guerreros famosos por su rojo colorido,
por sus porras, por sus lanzas y sus arcos infalibles
entre los llanos de arenas. Con un Sol embravecido
soportaban al demonio, como una raza increíble.
Eran por Dioses divinos sus cuerpos bien esculpidos
en los tiempos de praderas y de ríos generosos,
cuando Apaches indomables, invencibles y aguerridos,
posaron rodilla en tierra, ante el Comanche victorioso.
El espíritu visionario escrutaba el horizonte:
vio futuros inexistentes y pasados orgullosos.
El presente tan soberbio como el puma, como el monte;
tan cierto como en el cielo está el Sol: Padre Poderoso.
Los inmortales Espíritus predicen sus destinos
y le siguen como un ciego los ilustrados antiguos,
dejando diez mil consejos para mejores caminos,
o guardando tantos secretos, tan añosos y exiguos.
Otros dioses visionarios predijeron el destino
de los soberbios Comanches: Centauros de la pobreza
llegarían por el este, destruyendo sus caminos
con armas y muchos males, jactándose de nobleza.
“Venceremos al Centauros de la cruz y largo sable
luchando de Sol a Sol, por días y días enteros,
para seguir en las noches cien bailes interminables”.
Sus porras firmes, sus lanzas largas y arcos silenciosos
opacaban al mismísimo Ulises de diestro brazo,
cuando en ataque impredecible, infalible y poderoso
cruzaba la flecha el desierto, en un fatídico trazo.
Pegados al mismo lomo de sus veloces corceles,
tomarían la mitad de los centauros ya domados
y con ellos vencerían a gloriosos Coroneles.
Sus flechas negras, midiendo la pradera horizontal
buscarán el pecho tibio, temerario y cauteloso.
Y caerá irremediablemente en pirueta mortal,
sorprendido en sus dominios, con un golpe poderoso.
No había Reyes ni pajes que mandaran en sus nidos;
ni esclavos o sometidos por caprichos de poder,
cada cual era importante por los actos cometidos,
cada Comanche sabía su obligación y deber.

Comanche---- enemigo (dado por otras tribus).
Comanche---- camino ancho (dado por ellos).


ANASAZIS, HOPIS Y PUEBLOS.
Latos siglos antiguos de acantilados
Hopis, guardan siete mundos de los hombres
que pintarrajearon ladrillos gastados,
cesterías y miniaturas sin nombres,
dejándoles sus herencias y sus huellas
a los diestros hijos del ingrato “Pueblo”.
Los Katchinas venían de la región
Kasskara y salvan a sus fríos abuelos.
Por ellos aprendieron la evolución.
Maestros, hombres poderosos y voladores
tenían la magia del conocimiento.
Con sus pájaros gigantes tronadores
regresaron un buen día al firmamento.
Antiguos antepasados sumergidos
en el largo troglodismo americano
de cañones por águilas protegidos,
donde el puma les rondaba soberano.
De piedra en piedra, como bestias preñadas
subían las canteras del precipicio
meciendo sobre la roca acantilada
las bases de sus eternos edificios.
Rocas y ladrillos de barro y sudor
velaron el desconocido final
del Hopi, en su último grito de dolor
para preservar su cultura ancestral.
Cerca de sus alacenas protegidas
por Katchinas que regresarán un día.
Los Anasazis coparon sus guaridas
con petroglifos y especial cestería.
Ellos fueron arquitectos de futuros
escalones del barro de Mesa Verde,
del Arizona y su desierto más duro,
del Rio Grande que en los siglos se pierde.
Golfo de México, de ocultos pasados,
construidos por “Pueblos” del negro y blanco
en cuencos diestramente coloreados.
Relatarán en su lengua Tanoana
el último viaje en olas lastimeras
arrancadas a una playa soberana
donde reinaban las antiguas cesteras.
De las altas planicies el Mogollón
les traían maíces de “oro moneda”
a cambio del cacharros o medallón
de las más finas, blancas o negras gredas.
Las ramas en tejados de barro y llanto
al “Pueblo” de Rio Grande,  protegía
en las orillas de un rocoso manto.
Las casas imitaban mil graderías.
Transmutaban los blancos tiempos lejanos
en negros colores de males futuros
sobre sus casas piedras de valles rellanos,
con soles sofocantes e inviernos duros.
Ollas y cilíndricos jarros preñados
de dolores, de manos recolectoras
del grano por riadas diseminado.
En el bosque o llanura frondosa y cruel,
era base del guiso reparador,
el rico sustento con olor a miel,
y harinas doradas de dulce sabor.
Cuando el néctar de la yuca se hizo Luna
y el fruto subterráneo ansiado pienso,
nacieron panes y bebidas una a una
siguiendo las estrellas del cielo inmenso
con ojos certeros de sabios de glorias
fulgurantes, en mitad del Universo
dejando signos perdidos en la historia.

Anasazi--- enemigo de nuestros ancestros.
Hopi------ gente pacífica.
Pueblo---- nombre dado porque habitaban en
lugares formando pueblos.


SEMINOLAS
Pletóricos recuerdos de una Florida
remecida por las aguas del Atlántico
llevarán a los Muscoguis por la vida
con sus bebidas negras y sus cánticos.
Dejarán a Seminolas sus raíces
y su palabra muskogui milenaria
como regalo de dorados maíces
legado por deidades imaginarias.
Kaniuksalgis monogámicos nacieron
en catorce clanes matrilineales
de la península que ellos protegieron
de Yohewa de los males infernales.
Como los herreros de silencios muertos,
pegados a la fragua de sus deberes
seguían el sino de un futuro incierto
con la ruda tutela de sus mujeres.
Fishakikomenchi les dio su poder
en las tierras fermentadas de maíz,
que presidía en la salud y el saber,
en los bosques del ciprés y zorro gris.
Tabaco mágico de bebida negra,
tabaco rubio de las mágicas fiestas,
bebida negra de las tortugas negras,
negras tortugas de albas carnes dispuestas.
Danza o busk al maíz verde y sustancioso:
base de la sopa dulce y cenicienta
es acompañante de castores y osos,
y de las jóvenes: su collar de cuentas.
Los años menstruales seguían senderos
de jóvenes vírgenes casamenteras,
amante del mismo clan, del verdadero
Seminola, de golfos y sus riveras.
Los cabellos enmarañados de cielos
ataban procesiones de tristes lutos
cegando dolores en áridos suelos.
Vestidas como el ciervo, con faldas largas
cosechaban en los campos sus verduras
callando por los siglos guerras amargas,
haciendo con su constancia una armadura.
Ritos multicolores en sus ropajes
hablaban de las matriarcas poderosas,
rectoras de la usanza de su linaje
y vistas por los hombres como unas Diosas.
Cocodrilos y mofetas pestilentes
sucumbían en lanzas del Seminola
que forjaban los adornos con sus dientes
y tejían los turbantes con sus colas.

Seminola--------- desertor, ellos se llamaban
kanuiksalgi (gente de la península).
Yohewa----------- dios del mal.
Fishakikomanchi—- creador del mundo.




APACHES


Quinientos, mil años, migrando desde el Norte frío
a regiones cálidas de las praderas del sur
donde nadie recordará el viento, ni el lejano hastío,
en mitad de la dehesa del eterno glamour.
Caminos de púas gélidas abrazando errantes
pieses soñadores de caminos por recorrer,
coronas de volcanes bordadas de agonizantes
tundras en blancuras de soles sin aparecer,
cielos, ríos, vados, precipicios de fatigadas
alturas, de codornices dormidas en sus nidos;
lágrimas congeladas en las guaridas marcadas
por el oso negro en sus eternos sueños dormidos,
Cadáveres híbridos del nortino caminante,
marcan el paso del guerrero Apache recio y cruel.
Hicieron caminos con wichiups deambulantes
entre el gran cañón y la serpiente de cascabel.
Forjaron su temple perpetuos yunques de cristal,
noches eternas, sagrados espíritus bailantes,
búfalos grises y escorpiones de virus letal.
Así llegaron a piedras de arenas ambulantes,
llenos de libertad, como grandes guerreros libres
para elegir a sus jefes y sus libres familias,
Matriarcas respetadas y Shamanes increíbles
sanadores de mil males y furiosas vigilias.
Flecos célebres, gamuza colorida y vistosa
lucía la hembra Apaches en sus wickiups día a día,
mientras hombres pescaban en riadas torrentosas
cantando bendiciones a sus creencias impías.
Shamán: el sanador y sabio de manos divinas,
Doctor de la hierba silvestre hermana de la herida.
Hijo del Gen, Dios de las sacras montañas albinas,
Inventor de ritos a ciclos de la eterna vida.
Ritos a niños escaladores de sueños de hombres.
Ritos a niñas casamenteras y sentenciadas
a las casas, siembras y crianza de hijos sin nombres.
Ritos a praderas de la espiga no cosechada.
Es el guerrero de sirenas raptadas y ungidas,
el depredador de cosechas del vecino hacinado.
Es el hurto la venganza a las estirpes vencidas,
tradición ancestral de las vituallas apresadas.
El errante iluso de inopias costumbres ateas.
El nómada seguidor de los búfalos viajeros.
Es el fleco al viento, la “Gente” del barro y la brea.
Es el terror, el pillo y el incansable guerrero.
Mujer letal, la del misterio, ayer fuiste la piedra,
hoy el bisonte, mañana ¿qué serás?, ¿una araña
aferrada al presagio, como a la roca la hiedra,
incrustada en las venas de chamanes y sus mañas?
El “Carpintero” y su leva codiciada por los cetros
del glorioso Chiricahua y potente Mescalero,
punzaba los encinos y cedros, metro por metro
y alertaba a marmotas, osos negros y carneros,
del poderoso felino, carnicero y señor
de los montes alumbrados por las Lunas argentas.
Con rugidos guarnecidos del nítido esplendor
esperaba el descuido de la presa suculenta.
El Apache, dispuesto sobre una cima tejana
disputaba esa presa con el felino montés,
agazapado en contra de la ruta tramontana
que arrecia en los inviernos del sufrido montañés.
Ya no seré tu “Enemigo” mi Comanche enemigo
Soy Ndee atabascano de la Sonora pradera.
Entregaré a tus hijos el mejor de los amigos:
al Jefe incansable de las libertades guerreras,
al hijo de Texas, al inconfundible Gerónimo.
El más grande de los Jefes de mi raza ancestral.
El Gen de las batallas entre jinetes anónimos.
Sucesor de Cochise y más sabio que un General.




GERÓNIMO

¿Cuántas veces a mi familia han cegado?
¿Cuántos hijos de tus hijos cercenados?
¿Cuántas Lunas perseguidos y acosados?
¿Cuántos pueblos de mis padres castigados?
Entre valles y colinas mi caballo,
ha corrido perseguido por los amos
que ha dejado, por seguirme como un rayo
y ser libre como flores de retamo.
Eternamente huyendo de mi enemigo,
inalcanzable con sus cascos alados.
Yo reniego de la afrenta, del castigo,
sobre mi bestia libre y fiel a mi lado.
Un criminal Gobernador de Sonora
mató a mi mujer, mis hijos y mi madre.
Lloré sus muertes sin conocer la aurora.
Vengué sus vidas como hijo y como padre.
Y con mi eterno compañero a mi lado,
atacamos cien ciudades mexicanas
con la furia de corceles desbocados,
incansables, ya de noche o de mañana.
Cuando se fue Cochise lloré su muerte,
y su hijo coronó mi testa guerrera
como el más revoltoso del bravo oeste
entre los Jefes de Apaches Chiricahua.
Las flechas fueron mi eterna compañera
en caminos sin huellas horizontales;
sobre los ríos de escarpadas riveras,
bajo las piedras o escasos matorrales.
El lomo de mi corcel fue la almohada,
sus orejas erizadas: centinelas,
sus pezuñas silenciosas liberadas:
eran alas que borraban las estelas.
Con sus cascos consumiendo las praderas,
como rayos de tormentas desatadas,
mi caballo recorría sin barreras
diez estados, grandes ríos y quebradas.
Más de cinco mil soldados extranjeros
tapizaron las quebradas las praderas.
Auscultaban piedras, malezas o esteros
Generales de brillantes cabelleras.
Una fortuna en oro de recompensa
pusieron a mi cabeza chiricahua.
Ser Apache se trocaba en una ofensa
y mi testa se buscaba bajo el agua.
Cinco veces conseguí mi libertad,
y cien veces perecieron mis guerreros,
pero, mil veces me dieron potestad
para seguir contra el blanco carnicero.
Cazados mis hermanos, en Sierra Madre
mi arco rebelde a Gatewood entregué.
Y el General Miles obró como un padre
en los tratados que con él acordé,
pero… contraórdenes firman más tarde…
Camino a Florida la muerte llegó
para los últimos guerreros Apaches,
y el hombre blanco de nuevo, no cumplió
la palabra por sus Jefes empeñada
diezmando mi raza altiva y milenaria
con tuberculosis, cañones, espadas,
bebedizos mortales como malaria;
con reservas harapientas y humillantes,
con limosnas que se hacían más escasas,
con tratados en piedras recalcitrantes
escondiendo las mentiras de su raza.
No me vencerán las venditas espadas
por sus Chamanes de vistosos atuendos;
no doblegarán mi testa sentenciada
por leyes ultrajantes de sus infiernos.
Seguiré luchando por mi libertad,
entre montes de imposible escalamiento,
donde el blanco no domina potestad,
yo soy Jefe de pradera y firmamento.

Apache---- enemigo.
Ndee------ gente (nombre dado por ellos).



AZTECAS


Por eternos caminos de nortes de cristal
Aztlán quedó llorando al emigrante indigente,
futuro imperialista de cultura inmortal
y conquistador solar del vecino insolente.
Náhuatl, sobre la luz de albas rocas minerales
nació para ser Capital de la Triple Alianza,
para inmortales construcciones piramidales
y sacrificios de niños en vez de una alabanza.
La hija casamentera, en pactos con los guerreros
enemigos se unía en glorioso casamiento,
sucumbiendo al poder del mexicano severo
en sus afanes de tributo y sometimiento,
imponiéndoles sus señoríos militares
a Tlacopan y Tlaxcoco, como mercaderes
imperialistas de santificados altares,
y tildados de orgullos con remotos poderes.
En Puebla, Veracruz, Oaxaca, Guatemala,
Guerrero, Hidalgo y Chiapa izaron lanzas de plata
y creció el Imperio. Se edificaron escalas
para el Tlatoani en adoración escarlata.
Desierto pajonal, urnas de arenas de imán
llaman al Hidalgo a su lejana soledad
anclada en Tototepec y Mextitlán,
llenando los horizontes de vana inmensidad.
La Sierra y sus abetos, encinos y oyamel
protegen hermosos venados de blanca cola,
onzas y jaguares que dominan el gran vergel
regando sus humores como en el mar las olas.
Más allá en las Huastecas, ébano y framboyán,
copales y caobas, perfuman la humedad
de tigrillos salvajes, tejones zimapán,
y colibríes invictos en la soledad.
El Ombligo de la Luna ungía a sus Monarcas
con poderes eternos, misteriosos, sagrados
y único entre veinte calpullis de comarcas.
Tlatoani seguidor de sus antepasados.
Templos de Dioses generosos, templos eternos,
templos a la Tierra y el Cielo, ermitas sagradas,
santuarios unidos en fortalezas de inviernos
en medio de la plaza y centenares de gradas.
Piedras machacadas hasta convertirse en templos,
templos triturados hasta convertirse en nada.
Nada volverá a mezclarse igual, en los intentos
de trocarlos en capillas de ajenas espadas.
“Pero el único que no aceptó sometimiento
fue el fiero Tarasco o Purépecha de Jalisco.
Adorador del topo en su oscuro hacinamiento;
seguidor del colibrí, tan raudo y tan arisco.
Vencieron al Tlacateccatl: militar sagrado
de los Aztecas y sus templos de Luna y Sol.
Y fue Tariacuri, su guerrero antepasado
ungido por Michoacán con humo y calor.
El Balsas los arrulló en sus aguas cristalinas,
bañó su Imperio Tarasco entre bellos parajes,
los transportó por sueños rojos de mescalinas
mezclados con los frutos de riveras salvajes”.

Sacrificio Azteca

Con máscaras de oro fino
la cima piramidal
ungió al joven de platino
en un mágico ritual.
Teocalli del dolor.
Sacerdotes poderosos.
Prisionero del error,
y cuatro veces esposo.
Un año de reverencias,
un año de fiestas, suerte,
músicas y complacencias
que acabarán con su muerte.
Piedra de Luna sedienta,
rito de fertilidad,
mango de daga sangrienta,
maíz de prosperidad.
Toxcatl de piedras de plata
ávidas de sangre joven,
justicia de suerte ingrata,
al que el corazón le roben.
Subió peldaño a peldaño
al limbo piramidal,
ungido con pulcros paños
de oro y diadema mortal.
La plaza lo vitorea
como su Sol venerado,
mientras su sangre gotea
las gradas del Dios sagrado.
Manos de brujos sangrantes
entre vísceras hurtadas
y un corazón palpitante,
muestran las venas cortadas
a Xipe Tótec, Dios, luz,
Señor de las obsidianas,
del maíz, la juventud,
y Desollador Tlauana.
Varios pájaros dorados
adornaban sus muñecas
y zafiros incrustados
coronaban su cabeza.
Aún así vio a la muerte
arrancarle el corazón,
mientras el vidente vierte
su sangre sobre el mesón.

Aztecas------ méxicas.
Méxicas------ ombligo de la Luna.
Náhuat
l------ ciudad origen de los aztecas.
Calpulli----- casa grande.
Toxcatl------ fiesta al dios Tezcatlipoco.
Teocalli----- casa de Dios, templo, iglesia.
Xipe Típec--- dios masculino del universo.
Tlatoana----- forma de elegir a sus jefes.
Tlatoani----- Gran Jefe.
Hay tlatoani- el que habla.





MAYAS


Itzamná, como llanto de nubes bajó
regando las calizas del Yucatán.
Y a todas las cosas habidas nombró:
al brazalete, al manatí, al faisán.
Todas tuvieron nombre, sentido y fin:
las plantas medicinales, el balché,
la yuca, los tamales, el rico ixim
y su decimotercer cielo Yaxché.
Tantos siglos derribando el paredón
del oscurantismo milenario y frío,
siglos latos dominando la región
en lo más alto del paraíso impío.
Al domar el árbol del conocimiento
nació la luz como lluvia de palabras,
excitando las cumbres del firmamento
violadas a ratos por balar de cabras.
Al dominar los árboles de las ciencias
nació la magia de campos fermentados,
y nacieron la constancia y la paciencia
para escudriñar el eterno estrellado.
Con los granos ilustres del sembrador
de futuras estrellas y nebulosas
germinadas como polen de una flor,
nacerán grandes pirámides famosas,
y luciendo huipiles con letras grabadas,
transformadas por sus hijos en un manto
de ornamentas y figuras complicadas,
alzarán figuras como dioses santos.
Chiapas, Tabasco, Guatemala y Campeche
le siguieron. Tres mil años progresando,
bebiendo sakob y miel sin blanca leche.
Muchos siglos del exacto calendario,
de silenciosas pirámides de piedras
gastadas por sacrificios milenarios,
ya olvidadas entre los bosques y la hiedra.
Uaxactúm había nacido del cielo
sumida en los silencios enverdecidos.
Con las ochos piedras, sobre un rico suelo
levantó sus templos entre los vencidos.
La testa Tikal plasmó su reverencia
en una Estela de porte colosal,
que siglos después maravilló a la ciencia
al dejarnos un diccionario ancestral.
La gran ciudad observadora de estrellas
dio paso al yacaré, al mono, al jabalí,
y se perdieron las diademas más bellas
tuteladas por la iguana y pecarí.
En Petén la copiosa lluvia tropical
regaban ilustres ciencias de los mayas,
nacidas en la famosa Tayasal
milenaria capital del pueblo maya.
Estelas repletas de siglos de historias,
finas vasijas preñadas de hombres míticos
ganando batallas, colmadas de glorias
tan venerables como pasajes bíblicos.
Las mujeres tuteladas por sus hombres
hundían su mano en la greda mojada
buscando figuras de Dioses sin nombres,
tallando maderas o piedras labradas.
Tejían sueños con hilos de algodón,
en pesebres de sumisos animales,
mientras el sustento hervía en el fogón,
y sus collares lucían pedregales.
En otra estancia, sueños se hacían sueños.
Jóvenes casamenteras esperaban
que sus padres les indicaran al dueño
de sus huertas en una cita pactada.
Los Helach Winik, de su padre heredaban
el Gran Poder y Señor de lo Divino.
Toda tierra y todo bien se le entregaba
al Monarca de esmeraldas y oro fino.
Yalbas, Chemal y Membas de pie desnudo,
como costras necesarias de las heridas
purgaban los palacios de Dioses mudos,
después volvían a sus pobres guaridas.
Templos ungidos por el Señor Serpiente,
con latos jeroglíficos astronómicos,
sacrificios de su hermano penitente,
e intrincados cálculos cronológicos.
Ahuacán temido, Ahuacán adivino,
Ahuacán del tiempo futuro y los ritos,
dueño de ppentoc, munach y sus destinos.
Dueño de Templos, Dioses y los escritos.
Nacom sanguinario y su fieles Chacoob
le hurtaban el corazón al penitente,
respetados hasta por los Bataboob
y temidos por su sino irreverente.


Sacrificios Maya

Ochenta garfios de carne roja
herían las cuatro extremidades,
diez ojos fríos como una esponja
buscaban dolores de oro y jade.
Cientos de brujos de cancerberos
y enajenados del rito gris,
vitoreaban al prisionero,
en cada espanto del infeliz.
La daga hurgó las carnes dolidas
con la certeza del Rey felino,
con la frialdad del homicida
acechando en medio del camino.
En el hueso tibio se posó
como cuña mágica ventral,
y en medio segundo desgarró
la voz del humano de cristal.
Hendió su filosa autoridad
directa, indolente y asesina,
buscando el latido de verdad,
dormido con Luna y mescalina.
Necom alzó el dolor palpitante,
y cediéndolo a sus Dioses muertos
saludó a la turba delirante
que alababa favores inciertos.
Con la venia del Gran Ahuacán
la cabeza rodó cercenada
por las gradas del templo Copán
como una bola desorbitada.
Desgañitadas Sacerdotisas
ungían prendas al desdichado,
que blanco queda como una tiza
mortecina; frío y degollado.

Maya---------- descendientes de Mayapán.
Maya---------- lugar de calizas.
Itzamná------- Creador y forjador de la cultura maya.
Ixim---------- alimento de maíz.
Yaxché-------- décimo tercer cielo maya.
Sakob--------- alimento de maíz y miel.
Uaxactúm—----- antigua ciudad maya.
Tikal--------- la más grande y antigua ciudad maya.
Tayasal------- antigua capital maya.
Helach Winik—- supremo gobernante.
Yelba, chemal, memba—-- gente pobre. Gente pequeña.
Ppentoc------- esclavo.
Munach-------- esclava.
Ahuacán------- Señor Serpiente. Jefe religioso.
Nacom--------- encargado de los sacrificios
Chacoob------- sacerdote auxiliar.
Betaboob------ Jefe de las aldeas.


TAÍNOS

“Areytos de días interminables,
le contaban a los púber las memorias
de sus dioses y señores destacables,
o inicios de lides colmadas de glorias”.

El dorado grano bajó a la tierra ferrosa
para unirse al gusano del boniato dulzón,
resurgiendo vestido de mazorca sabrosa
en los campos del ñame, tabaco y algodón.
Millones de hojas putrefactas forman colchones
de guaridas de iguanas, cocodrilos cubanos,
que mezclados con pellejos de extintos dugones
hacen de las bestias, su paraíso lozano.
Islas atestadas por montañas de esmeraldas
sucumben al paso del taíno cazador
con macanas, jabalinas y hachas afiladas
bajo copas bruñidas del árbol protector.
El hombre salta sobre los guabiniquinajes
de carne blanda y jicoteas acorazadas
en un ciclo eterno del selvático linaje
de siglos antiguos, por su testa dominada.
Hay paz en sus bateys, coronadas con estacas
dispuestas en enjambres de casas circulares.
Las mujeres reposan en flexibles hamacas
de albos algodones y dibujos ancestrales.
Los guerreros pacifistas crecen con el Sol
galopando por su testa de rebeldes mechas.
Sus cuerpos van luciendo un muestrario de color
y aros abriendo entre sus orejas grandes brechas.
Adornadas de plumajes y conchas pulidas
van nubiles desnudas y presas del Cacique
Boriquén. Simple poligamia favorecida
por falta de hombres y defendida por Bohiques.
Caney repleto de hijos y vírgenes taínas
lucía cada batey en medio de los claros
selváticos poblados por jutías, silvinas,
jubos, lagartos y otros animalejos raros.
La selva, preñada de salvajes animales
buscando el aliento palpitante de su presa,
tutela pantanos infectados, maizales
rubios y tabacales ceñidos por malezas.
La montaña amanece con enjambres de fieras
bramándole al Dios Sol sus letales argumentos.
Afilan garras y colmillos, mientras esperan
la noche, para el festín de hijos hambrientos.
Rayos como gotas de rocíos minerales
van rasgando el espacio infinito de la mar
sobre tormentas cristalinas y ecuatoriales,
que acaban casi siempre en poderoso huracán.
Lidiando con caribes: vecinos sanguinarios,
forman aldeas como puestos de centinelas,
con muros de vasijas de antiguos cavernarios,
bailando el areyto alrededor de una hoguera.
Con señas, por todo verbo, hurtadas a la Luna
fundaron las aguas tropicales con tormentas
colmando mares dispersos en noches de brumas.
Llegaron desde el Sur con gritos de armas hambrientas.
Con espumas de olas de arrecifes dominados
hicieron ralladores de la yuca monótona,
como esqueletos sedentarios y calcinados
en el limo de los claros de la selva histriónica.
Estacas de caoba y cedros verdes lucían
llenos de guatiní como racimos parlantes,
y entre sus bohíos gemían morenas crías
esperando el blanco néctar de ubres rebosantes.
El siboney carga la pesca de amos taínos
que será entregada al Cacique para reparto
a cada familia como un regalo divino,
y secada al Sol como pellejos de lagartos.
“Gente buena” no temen a caribes feroces
y sanguinarios que dominan el mar oriente
con sus ritos y peroratas a grandes voces,
serán vencidos, como tantas veces lo intenten.
Llegó un ser de los mares con armas poderosas,
con animales desde hace milenios extintos,
con sus nuevos tótems de imágenes religiosas,
con doradas corazas y cuchillas al cinto.
Creyó que tainos, siboneyes y caribes,
eran seres inferiores sin alma y razón;
que debían ser destruidos o esclavizados
en nombre de los grandiosos reyes de Colón,
borrando los vestigios de sus antepasados.
Llegan llenos de luz. Se creían invencibles,
sin amor, mudos de toda razón, presumidos
descendientes de Dios y verdugos increíbles.
Con fe y crueldad el hombre débil fue sometido.
Aquellos que con su orgullo y porfiado valor
dieron brega sin llevar el yugo demencial
que rigen las costumbres de aquel nuevo Señor,
les borraron su estirpe y nobleza natural.
Sobre hojas húmedas de platino ancló la luz
bailando sobre blancas espumas sorprendidas.
El Astro Sol no salió a germinar la virtud
pacífica del taíno en su natal guarida.
Candiles de una oscura seña castigadora
santificaron la inocencia del bosque casto.
Tres clavos ocultaban su raza pecadora,
trocando esclavitud y odio, por su mundo fasto.
Izaban estandartes de reyes soberanos
y en nombre de sus Dioses tomaban posesión.
Marcando al esclavo con sistemas inhumanos,
matando al que no quiso aceptar su rendición.
Lucían veleros por caminos de mar. Huestes
refulgidas de Sol. Rezando una nueva ley
besaron las arenas con caricias de muerte.
Con esa rodilla: montes cedidos al Rey.
Con ese madero: mil almas encadenadas
a cascos del centauro, (siamés del garañón).
Con ese yelmo: muerte por la cruz y la espada.
Con esas corazas: arrogancias de opresión
proclamando poderes de sus Dioses extraños.
Con abusos blancos de sus tribus patriarcales,
Con estrellas extintas buscando lo perdido.
Fieros: con débiles. Sumisos: con Generales.
Traían esclavos del silencio como escudos.
Con huellas remachadas en tallados maderos.
Libros sagrados, mantos sacros, sepulcros mudos,
y quince siglos del Cristo, (dócil carpintero).
Llegaron Nautas Verdugos y Evas prostitutas,
ladrones de fortunas. Padres de la cisma,
buitres papales y vírgenes irresolutas.
Vencidos por siete siglos en guerras morismas.
Eran nuevas palabras: “rezar, diezmo, pecado,
estigma, ahorcado, cruz, guillotina, empalar.
Nuevos Amos: Rey, Obispo, General, Papado,
Comendador, Patrón, Político Militar...
Nuevas casas: Cárcel, reserva india, hacinamientos.
Nuevas ofensas: hereje, excomulgar, gañán.
Nuevas masacres genocidas: fusilamientos,
bomba atómica “orgullo del hijo de Satán”.
Nuevas armas: cañón, arcabuz, sables, morteros,
granadas químicas y fortalezas flotantes.
Nuevas formas de hurtar: banco, tarjeta, usurero,
dólar, auditoría y políticas cambiantes”.
Pero, los taínos, siboneyes y caribes
nunca más se vieron surcando el inmenso mar.
Sólo algún Curita arrepentido los describen
como “tribus amistosas de raza ejemplar”.

Areytos------ bailes y cantos.
Boriquén----- antigua isla taína.

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